jueves, 14 de julio de 2011

NO HAY VARITA MAGICA

Hay cosas que se guardan bajo llave en el cofre de la memoria, esa historia cruel
enemiga del consuelo, me trae retazos de un recuerdo que tamizado por los años he
olvidado si la historia que voy a relatar es un cuento, un sueño, o realidad.
Al principio del comienzo de los tiempos: Había una ratita llamada Arettusa,
esta vivía en el planeta Gaya, en el reino de Urantia llamado también tierra de conejos.
Este  mundo tenía un poder oculto, pues pocos de sus habitantes sabían, que al nacer le
era entregado un diamante, para que iluminara sus pasos por la vida.
Arettusa que pertenecía a ese universo mágico donde los animales tenían el don del
entendimiento  y de las emociones. Donde las hadas eran una realidad junto con 
hechiceras,  elfos, duendes y brujas.
La ratita nació en una aldea junto al rió de las aguas gordas, esta fue creciendo en un
lugar de ensueño, donde había arroyos de miel y nubes de caramelo. En ese planeta
fantástico, vivía Arettusa, con sus padres y hermanos.
Lo que la  ratita no sabía, era que un nuevo tiempo comenzaba a deslizarse por el reloj
de la vida, y que cambiaria la suya. El destino quiso que se quedara sola, ante la soledad
de la ratita, se hizo presente Argea ((hada del destino):Comunicándole que ella no tenía
la llave que serraba el dolor, a  cambio le entrego un libro en blanco, donde debería
escribir una pagina cada día, pues ese era el libro de la vida, y añadió que a pesar de que 
le hubiese gustado hacer sus sueños realidad, había cosas que incluso a ella se les
escapaba a su poder. Una voz en el interior de la ratita le recordó que más allá de los
montes se encontraban sus hermanos. Al día siguiente Arettusa hizo su atillo donde
puso sus pocas pertenencias y cargándolo al hombro, comenzó el camino hacia lo
desconocido. Al alejarse .miro hacia atrás y sintió el desgarro de la nostalgia por tantos
recuerdos. Con paso lento pero firme la ratita  abrió brecha  rumbo a lo inexplorado,
esperanzada de llegara su destino antes de la caída de la noche. Al final de un recodo
 se presento ante sus ojos el que desde ahora sería su hogar.
Nunca hubiese imaginado semejante espectáculo, los últimos de sol caían sobre las
piedras  de un castillo, alzándose majestuoso sobre un monte, a sus pies un mar infinito
donde el atardecer iba poniendo una gama de colores, haciendo que el líquido elemento
se confundiese con el  cielo .En su orilla, se asentaban blancas casas, las miro desde la
distancia, acelero el paso y pronto estuvo en su nueva morada.
Después de cinco cosechas, volvió al lugar donde nació. Por esas fechas se celebraba la
fiesta de la primavera, todos los animalitos del bosque se reunían en los festejos.
Fue en esa fiesta donde Arettusa conoció a un ratón llamado Arages. Ella sintió haber
encontrado su príncipe azul, el rayo del milagro callo tirado por cupido, la sonrisa de el
caldeaba su corazón. El príncipe azul prometió construirle un barco donde navegaría la
ilusión junto a la alegría y los sueños, empujados por grandes velas sopladas por
sinfonías de amor. Arges había nacido en una aldea cercana a la de ella, al borde de un
rió llamado” el rió de las mil cuevas”. También había tenido que salir  al mundo en
busca de otros horizontes. Sus vidas se unieron y con ellas las fuerzas para luchar por
un futuro en un juego embaucador y fantástico, que hace se les olviden sus propios
miedos,  pero el azar es un misterioso juego de dados, un juego incierto e irremediable
que se comienza a jugar nada mas nacer y cuya tirada repetirían cada vez que
respiraban, sin saber si la suerte seria propicia, a sus deseos a sus desvelos a los sueños
compartidos en común. Al principio todo era alegría y esperanza, su dicha se vio
culminada, cuando tuvieron sus dos ratoncitos, ahora ellos era su faro junto con su
marido. Así pasaron algunas cosechas donde los días traían perfume de dicha.
Pero un buen día, Arettusa comenzó a sentir que algo había cambiado y sin saber por
que .Arges  ya no era ese ratón animado que miraba la vida de frente y sin  miedo. Su
carácter se volvió glacial, arisco y reservado. Desconcertada ante aquel cambio empezó
a observarlo y se dio cuenta, que su príncipe se aficiono a mojar el queso en el vino y
que cada día bebía mas vino y comía menos queso. Lo que no sabían ninguno de
los dos, era  que ese vino estaba embrujado, y se quedaba con la consciencia de quien lo
bebía. Arettusa ya no veía el sol en la mirada de su amado, ahora solo había nubes
tormentosas presagiando una tempestad que podía desatarse en cualquier momento.
Decidió buscar una hada, seguro tendría alguna varita mágica que pudiese deshacer el
hechizo, así que puso manos a la obra. Primero fue a ver al hechicero, un viejecito de
pelo largo y barbas blancas, la invito a sentarse junto a el, dispuesto escuchar su
historia, entonces le contó como su amado había sido victima del hechizo del vino, y
que  a consecuencia de esté toda la familia estaba sufriendo el hechicero después de
escuchar el relato, fue hasta un montón de libros los ojeo durante un rato escudriñando
alguna posible solución.
Solo halló la referencia de un lugar cerca del zoco de la villa según constaba en los
registros, en ese lugar se reunían la hadas junto con los duendes para preparar pócimas
secretas. Con  firme propósito se encamino hacia el lugar, donde en un letrero
desvencijado por el tiempo con letras talladas a mano se podía leer “recolasad”,  recorrió
los pocos pasos que la separaban del lugar, decidida a no salir de allí hasta que no
hubiese encontrado el remedio que tanto anhelaba.
.En la puerta encontró a un ratoncito que la invito a pasar con una gran sonrisa haciendo
que los bigotes se les alzasen hacia arriba otorgándole una expresión de confianza.
.Un duendecillo jaranero y saltarín se le acerco, preguntándole el motivo que la había
llevado hasta allí, Arettusa relato al duende los hechos, el la escucho con paciencia
 luego fue en busca de una hada llamada Lara, ella era la encargada de buscar los
remedios para esa clase de males.
Lara enuncio a la ratita que desgraciadamente no existía”la varita mágica” para el
encantamiento que sufrían. Solo se conocía una forma de combatirlo, esta era a base de
pequeñas dosis y mucha paciencia. Algunas veces hacia falta probarlas todas para
encontrar la adecuada, pero también podía darse el caso de encontrar el remedio en la
primera, todo dependía de la suerte.
Estas pócimas era necesario tomarlas más de una vez a la semana, también le explico
que solo ocasionaría haría efecto en ella, llegaría a encontrarse mas tranquila, le
despejaría la cabeza ayudándola a tener serenidad para afrontar el reto que tenia por
delante. Para su amado también había antídoto  para sacarlo del hechizo, pero era
imprescindible que lo tomara voluntariamente y durante el tiempo que ellos determinaran
de  no ser así no surgiría efecto.
A partí de ese día la ratita acudía dos veces por semana para tomar su panacea.
Sin embargo Arges se negaba a hacerlo, aseguraba que todo era imaginaciones de ella,
 a el no le ocurría nada,  que solo bebía el vino en cantidades normales.
Fue pasando el tiempo, mientras la ratita fue poniendo más fuerte y se le iban aclarando
las telarañas de su mente. Hasta que un día después de tres cosechas, decidió darle un
nuevo rumbo a su vida. Se presento ante el consejo de los roedores. este estaba
presidido por un viejo conejo de largos bigotes y tiesas orejas. Arettusa fue a pedirle
que anulara el compromiso que la unía a Arges, quería tomar otro camino que no
 se encontrarse embarrado por culpa del vino.
El conejo sentencio a favor de la petición borrando del libro el compromiso que los
unía y le deseo suerte.
Como un presagio, la brisa rozo su corazón, percatándose de una voz que le decía: no
seas transeúnte en el puente de los recuerdos, recobra el ánimo para continuar con la
misión que llevas a cabo. La ratita siguió yendo a recoger su remedio, a pesar que ya
no vivía con  su príncipe azul. Fue consciente como el tiempo, iba clarificando el 
espíritu y la cordura.
Cierto día, pasada una cosecha, se acerco como acostumbraba a recoger su pocima,
 encontrando a su amado recogiendo la suya. ¡Por fin había tocado fondo! El nivel
de agotamiento se reflejaba en la cara, podía verse como en sus alforjas no quedaba el
más mínimo rastro de energía. Era evidente que no había cuidado ni de su cuerpo, ni de
su vida, ni de sus emociones.
 Harto ya de deambular por las avenidas vacías de su alma, decidió detenerse y pedir
ayuda. Poco a poco pudo ir llenando su mochila de fuerzas vitales, con cada dosis que
tomaba el hechizo iba perdiendo resistencia, y en la misma proporción se llenaba las
alforjas de luz.
Aprendió a llenar la copa de vida, asumió la responsabilidad de amar y sentir, aprendió
 aceptar que no siempre gustan los resultados de algunas elecciones o decisiones
tomadas en la vida, pero que era maravilloso poder elegir y decidir como vivirla y como
compartirla. Las sombras del pasado se fueron  perdiendo en el silencio, como el día
termina ahogándose en las sombras de la noche.
 El empezó a agasajarla con pequeños presentes, como granitos de trigo, trocitos de
granada o alguna que otra jugosa baya y así fue conquistándola de nuevo. 
Ella también aprendió que la existencia como los ciclos de la naturaleza, están llenos de
contrastes, que se alteran cambian y se repiten hasta conformar un circulo mágico
difícilmente explicable.
Estaba segura  que le quedaba mucho por aprender y muchos enigmas que descifrar,
antes de encontrar y desvelar el secreto del diamante que su hada madrina le entrego
al nacer, pero que había olvidado donde lo guardo. Pensó que posiblemente no lo
encontrarse, quizás fuese solo una quimera, que le había servido para comenzara a vivir
con la inquietud del aprendizaje y del conocimiento, como si la búsqueda fuese el
 resultado de encontrarse ella misma.
Un  sonido se fue transformando en una cascada de fuegos artificiales, haciendo
aparición: Briged, el hada de la luz y tocándola con su varita, la transporto a los
dominios de Tairngin: dueña de la tierra de las promesas, donde fue recibida por su hada
madrina Argea, siendo como era hada del destino, podía ver a través de las emociones,
llegando al fondo de cualquier duda. Esta le dijo, Arettusa veo que aun susurran
antiguos y mágicos cuentos en tus oídos, percibo que buscas con anhelo el diamante que
te fue entregado al naces, observo como esto te tiene dispersa, ¿no se te ocurrió
buscar en algún lugar menos recóndito?, dicho esto desapareció antes sus ojos
 dejando una lluvia multicolor de confetis de estrellas, Arettusa quedo desconcertada
 y cuando reacciono pudo contemplar un gran resplandor procedente de su pecho,
dejando a la vista un hermosísimo diamante. Desde lejos llegaba hasta ella un eco que
repetía! ahí lo tienes Arettusa! no vuelvas a olvidar que tu diamante es la luz que llevas
dentro. En el cielo se dibujo un maravilloso arco iris y la ratita desde aquel precioso
momento sigue escribiendo en el libro de la vida, iluminada por su luz, buscando su
propia identidad en el confuso laberinto de la existencia, que como una fructífera
semilla  hacia crecer la flor de la sabiduría, la serenidad y el valor interior.
Ahora vivía en un jardín con brotes de pasión, sin embargo tenía miedo que
acabase, súbitamente comenzó a  escuchar el sonido de pulsera mágica, mientras
en el cielo se dibujo un hermoso arco iris y la ratita desde aquel precioso momento 
sigue escribiendo en el libro de la vida, iluminada por su luz interior.

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